Malabares para llegar a fin de mes

  • Publicado el 24/11/2025

El endeudamiento de las familias viene escalando de manera sostenida desde mediados de 2024. En lo que va de este año ya duplica los niveles registrados entonces. El deterioro del poder adquisitivo de los salarios, que crecen por debajo de la tasa de inflación, explica buena parte de este fenómeno dado que los gastos básicos no dejan de sufrir incrementos.

En paralelo, la morosidad también se disparó y alcanzó en octubre un pico histórico. Se trata de uno de los indicadores más sensibles para el gobierno de Milei: casi la mitad de las familias no logra cubrir sus necesidades con los ingresos corrientes, según reveló un estudio privado. El drama de romper la tarjeta de crédito para “dejar de acumular deudas”.

En octubre, los salarios de convenio volvieron a perder frente a la suba de la inflación por cuarto mes consecutivo y acumulan en el año una caída real del 4 por ciento, de acuerdo con el último informe de CP Consultora.

“Los peores resultados reflejan el impacto de la aceleración inflacionaria en un esquema de ancla salarial”, advierte el estudio. Ese concepto describe parte de la estrategia antiinflacionaria del Gobierno, que consiste en mantener los salarios rezagados respecto al nivel general de precios.

El otro pilar de este esquema es el ancla cambiaria.

Ingresos

El panorama laboral tampoco muestra señales de mejora. De la mano de una industria en retroceso, los datos más recientes confirman un deterioro creciente del empleo registrado, con tres meses consecutivos de caída generalizada.

Desde agosto de 2023, el sector privado ya perdió 177.000 puestos de trabajo, según estimaciones de CP.

En este escenario, muchas familias deben ingeniárselas para llegar a fin de mes. “Uso la tarjeta para lo básico: hacer las compras del supermercado y pagar lo del colegio de mi hija. La deuda crece todos los meses y llega un momento en que te das cuenta de que no la podés pagar”, cuenta Ana, vecina de Lobos.

Su decisión fue drástica pero reveladora de una situación extrema: rompió la tarjeta de crédito para evitar seguir acumulando deuda. Ese gesto le trajo algo de alivio, aunque aún así no logra cubrir sus gastos sin la ayuda de sus familiares.

Desahorros

Desde el cambio de la gestión del Ejecutivo, creció la cantidad de hogares que despliega estrategias alternativas para llegar a fin mes y así complementar a sus ingresos corrientes.

Gastar ahorros es la maniobra más utilizada; según surge de los datos de la Encuesta Permanente de los Hogares (EPH) analizada por el Instituto Argentina Grande (IAG).

El 35 por ciento de las familias tuvo que vender sus ahorros en el segundo trimestre de este año. Además, el 9,4 por ciento se desprendió de pertenencias y un cuarto de los hogares se endeudó con conocidos o entidades financieras.

Los datos de la EPH muestran que al 48 por ciento de los hogares no les alcanzaron sus ingresos corrientes para llegar a fin de mes y emplearon alguna de esas estrategias.

Endeudamiento

El Banco Central releva el endeudamiento de las personas con entidades financieras y bancos. Los últimos datos disponibles, correspondientes a julio de 2025, muestran que el monto total adeudado se duplicó en términos reales respecto de junio de 2024, mes a partir del cual la tendencia comienza a escalar de manera sostenida.

Según advierte el IAG, la cantidad de personas endeudadas no cambió —se mantiene en torno a los 15 millones, aproximadamente un tercio de la población—, lo que revela que no hay más hogares tomando crédito, sino que los mismos hogares están asumiendo niveles de deuda cada vez más elevados.

Salarios anclados

Como crece el monto adeudado mes a mes, pero los salarios del sector privado registrado no se mueven al mismo ritmo, se necesitan cada vez más salarios para cubrir la deuda promedio por persona.

Actualmente un deudor promedio necesita 3 sueldos para llegar a pagar lo que deben, detallan desde el Instituto.

En cuanto al monto comprometido, la mediana del endeudamiento se ubica entre 1 y 2,5 millones de pesos. Esto significa que la mitad de las personas tiene deudas dentro de ese rango, montos relativamente bajos si se los compara con créditos para vivienda o automóviles.

La escena muestra que son deudas básicas, con destino a cubrir gastos corrientes y necesidades primordiales, como el caso de la vecina de Lobos.

Morosidad

El crecimiento del endeudamiento con entidades financieras resulta preocupante no sólo por su crecimiento sino porque se da en un contexto de pico histórico de la mora. En ningún otro período desde que hay registro en 2010, la morosidad de los créditos personales y de las tarjetas de crédito estuvo tan alta.

Según el análisis del IAG, excluyendo a los créditos hipotecarios y a los que tienen garantía prebendaria, en octubre la morosidad alcanzó un récord: llegó al 7,4 por ciento de los deudores en el caso de tarjetas de crédito y al 9,1 por ciento en el rango de los créditos personales.

La dinámica del endeudamiento revela las dificultades crecientes de los hogares para financiar sus gastos más elementales en un contexto de pérdida sistemática del poder adquisitivo de los salarios, aún pese a la estabilidad inflacionaria.

Si bien el Gobierno centraliza su política en utilizar la “ancla salarial” como herramienta antiinflacionaria, terminó por trasladar el ajuste directamente a las familias, que ya no logran cubrir el consumo corriente.

El distanciamiento que agranda cada vez más la brecha entre ingresos y gastos se cubre con financiamiento creciente de corto plazo y a tasas elevadas, lo que explica tanto el salto del endeudamiento como la escalada récord de la morosidad.

Lejos de tratarse de un fenómeno excepcional o acotado, el recurso al crédito para sobrevivir se transformó en un síntoma estructural del modelo económico vigente.

 

 

Nota Página 12-Por Mara Pedrazzoli