Sandra Ibarra: “Podemos hacer lo que se nos ocurra, lo que queramos, tenemos la capacidad para eso. No nos limitemos”
- Publicado el 08/03/2020
“Toda una vida dedicada al deporte, esa frase va justo conmigo”, así empezó la entrevista que A365 le realizó a la destacada deportista Sandra Ibarra, quien practicó distintos deportes desde los 6 años; Patin artistico, karate, fútbol femenino, aunque en “aquella época” no era tan común; Cuando empezó con el básquet, hacía dos o tres deportes pero a los 10 años descubrió en esa disciplina algo especial, que la hizo permanecer ahí por siempre: “la primera vez en mi vida que agarre la pelota de basquet, me hicieron tirar al aro y la emboque, tire otro y otro y realmente me asombre, después me enseñaron a picar y también lo hacía bien. Sentí que esto era la mío”, nos detalla.
De una familia humilde de Buenos Aires, hoy mamá de dos hijos, Sandra nos cuenta con pasión cada etapa que vivió desde muy chica para lograr sus objetivos. A paso firme, decidida, “activa, inquieta e intensa”, como ella se define, no es casual se haya destacado de la manera en que lo hizo. Soñó y lo cumplió, a base de esfuerzo y sacrificio. Sueña e invita a que todas las mujeres también lo hagan hasta convertir esos sueños en una realidad: “Podemos hacer lo que se nos ocurra, lo que queramos, tenemos la capacidad para eso. No nos limitemos”, sonríe y alienta Sandra.
“A los 15 años me empezaron a llamar para jugar en la selección de Capital, dado que yo soy de Buenos Aires, para jugar los argentinos, donde participan todas la provincias. A los 16 años jugando ahí, donde están los entrenadores que ven a las jugadoras, y en un momento en que Capital siempre salia campeón, había que conformar en 1986 la Selección Nacional; Me llamaron para la pre selección, para jugar un sudamericano de la categoría cadetas, recuerda la deportista, sin pudor por los años que han pasado, al contrario, con satisfacción y a modo de ejemplo. Ese es el mensaje claro que Sandra quiere resaltar en cada palabra.
Con esa edad, apenas una adolescente, empezó a transitar su vida de deportista de alto rendimiento: concentraba en el CeNARD 15 o 20 días con comidas específicas, se levantaba, desayunaba e iba a la pista atletismo, después al gimnasio, como ella lo describe: “era vivir pensando, respirando y entrenando basquet. Para mi era la gloria, la pasaba genial. Amaba estar ahí. Viajamos a Ecuador, a jugar todas nuestro primer sudamericano y salimos campeonas, le ganamos a Brasil; Increíblemente yo jugué bien y salí goleadora y mejor jugadora del sudamericano. Lo logros más que importantes, son motivadores y ahí más me aferre a este deporte. ‘Soy buena para esto, me quedo acá’, pensé, y así transite 10 años en la selección jugando sudamericanos, panamericanos y olímpicos”.
Respecto asa Sandra niña que trae del recuerdo (parece) para no olvidarse nunca de dónde viene, la campeona sudamericana destaca que la figura de la mujer en aquella época era diferente en comparación al momento histórico que se vive ahora y detalla: “yo era una nena y mis papas siempre estaban ahí, no me dejaban ni a sol ni a sombra porque era mujer y tenía que moverme en determinados espacios, pero además lo hacían por supuesto para acompañarme. A nosotros nunca nos sobró nada, mi papá era colectivero, después taxista; Vivíamos al día, a veces no tenía cómo viajar al entrenamiento. Mi papá me tenía que llevar como podía, algunas veces los entrenadores se hacían un poco cargo de mi para llevarme e irme a buscar. Yo tuve suerte con la gente que tuve alrededor porque entendían y querían que jugara al básquet, pero también la reme porque pasamos por situaciones muy complicadas”.
Sin dudas, el básquet es todo para ella, lo siente, se nota, y lo manifiesta abiertamente; Este deporte marcó su rumbo para siempre, es ella la que entiende de que no haber sido porque se enfocó en eso, con todas las carencias que tuvo de chica, podría haber ido para cualquier lado, sin embargo eligió el recorrido de la disciplina, el esfuerzo y el trabajo. Será por eso también que logró jugar hasta sus 47 años a la par de jugadoras del Seleccionado Nacional, en Ameghino de Villa María; Que cuando la invitan, participa en los torneos de maxibasquet y que hoy, como entrenadora de básquet femenino en el Club Ciclista de nuestra ciudad, se pone a entrenar a la par de sus alumnas cada vez que puede.
“Ser deportista es un estilo de vida, no tenemos que ser profesionales, cobrar y tener un sueldo para considerarnos deportistas, creo que la vida que uno elige en cuanto a la alimentación, a los hábitos, cuidarte y hacer un deporte, ayuda a que uno se sienta pleno, que se sienta uno mismo en su máximo esplendor. Yo le recomiendo a todos que hagan un deporte porque además te da códigos, poder pensar en el otro, en pensar en el equipo más allá de lo que puedas hacer en lo individual y esos valores que te da el deporte no te lo da otra cosa”, afirma Sandra.
Para terminar, la entrenadora destaca que se está viviendo una época importante para las mujeres: “estamos situadas en estos espacios, para ser motivadoras de otras mujeres, para decir que no importa la edad, no importa lo que quieras hacer, hoy ya no hay límites. Podemos hacer todo lo que se nos ocurre y más. Antes era ‘que van a decir de una mujer que juega al fútbol’, ahora ya no. Estamos en un momento que tenemos que disfrutar y ser multiplicadoras de este mensaje a otras mujeres”.
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