La lucha de Madres de Barrios Fumigados de Pergamino: "los que lo sufrimos somos todos gente pobre"

  • Publicado el 15/04/2019

Un juez federal hizo lugar a la denuncia de una mujer que perdió el embarazo por la aplicación de agrotóxicos en la ciudad de Pergamino. 

Carlos Villafuerte Ruzo, titular del Juzgado Federal Nº 2 de San Nicolás, ordenó la suspensión inmediata de aplicación de agroquímicos en campos linderos a tres barrios de Pergamino, en los que se registran cientos casos de problemas de salud en niños y adultos. El fallo se dio la semana posterior a que el presidente Mauricio Macri calificara de “irresponsable” otro fallo judicial que detuvo la aplicación de agrotóxicos a 100 metros en escuelas rurales de Entre Ríos.

La sentencia se da en línea con varios informes que reportan la presencia de sustancias tóxicas en napas de agua superiores a lo tolerado por el cuerpo humano. Se trata de Atrazina, Triticonazol, Metolaclor, Acetoclor, Clorpirifos, Glifosato, Imidacroplid, Desetil y 2.4D, presentes en productos de la firma Roundup

Además, instó al intendente Javier Martínez (Cambiemos) a que establezca una zona de aplicación por fuera de los 600 metros del ejido urbano, teniendo en cuenta las zonas adyacentes de los barrios involucrados: Villa Alicia, Luar Kayard y La Guarida. 

Sabrina Ortiz , vecina de Pergamino integra la agrupación  "Madres de Barrios Fumigados de Pergamino" y contó a Infobae que perdió un embarazo en el año 2011:  el mismo día que prácticamente por arriba de su casa, en el barrio Villa Alicia de Pergamino, frente a los campos de soja, pasó un avión fumigador. 

Ortíz fue quien denunció las fumigaciones sobre las poblaciones urbanas y que desencadenó en este fallo de la Justicia federal. "Me constituí como querellante y expuse mi identidad. Denuncié la manipulación de residuos peligrosos y así se comprobó que existe responsabilidad de los dueños de los campos de alrededor", contó a Infobae. 

"Hasta el año 2001  sólo tenía problemas dermatológicos y respiratorios. Mi nena (tenía diez años), mi esposo, mis padres, que vivían al lado de mi casa, y muchos vecinos sufrían y sufren lo mismo. Pero esta es la ciudad del núcleo sojero. Acá hablar de eso implica que te traten de loca, así me dijo quien era secretario de Salud cuando llevé los análisis de toda mi familia", dice Ortiz, con indignación.
Ella junto a otras vecinas conformaron la agrupación Madres de Barrios Fumigados de Pergamino, que empezó a activar denuncias y protestas en la ciudad y el 21 de marzo pasado reclamaron ante el Municipio y la Justicia que se declare la emergencia sanitaria. Menos de 15 días después, Villafuerte Ruzo firmó el fallo.

El drama familiar de Ortiz se replica en otros vecinos de Pergamino, uno de los distritos donde más se usan agroquímicos en toda la provincia de Buenos Aires. Según cuenta la mujer, sus hijos tienen diez veces más de glifosato en sangre que lo que tolera el organismo humano. "El tolerado es 0,01. Y mi hija tiene 9,20 y mi hijo 10,20. Es una enormidad tremenda. Ese índice no baja, es poco lo que el cuerpo puede metabolizar", asegura, con bronca.

La hija, que hoy tiene 18 años, ya pasó por cuatro operaciones para sacarle quistes de los huesos. Su hijo hace linfoproliferación. "Tiene los ganglios agrandados en los intestinos, en el cuello, eso hace que su sistema inmune esté activo y cuando se enferma lo debilita. Le hacen quimioterapia, tiene sangrado en orina, hace síntomas de enfermedades que no tiene", enumera Sabrina.
Las Madres de los Barrios Fumigados de Pergamino celebran el fallo del juez, pero aseguran que viven en una comunidad que evita el tema o que incluso lo tapa. Nadie habla, cuentan, de los 48 casos de cáncer en un solo barrio. Isaías tiene tres años y cada vez que se fumiga el campo lindero a su casa, se brota.

Amenazas y balas

Sabrina Ortiz, de Madres de los Barrios Fumigados de Pergamino, denuncia que su lucha contra los agroquímicos trajo consecuencias oscuras, más allá de su salud "Me balearon el perro, me tiraron bidones vacíos de glifosato en la puerta de casa, me tiraron chauchas de soja en el auto. Una cadena de mafia y cómplices. Pero no voy a parar", advierte.

"Los chicos viven en el medio de la soja" : Yamila Vega, docente en San Andrés de Giles, le explica al presidente Macri los problemas y las enfermedades que está generando fumigar cerca de las escuelas.

Por Yamila Vega

En relación a las declaraciones de Macri, realizadas recientemente en Gualeguaychú, Entre Ríos, sobre la prohibición de fumigar en las zonas aledañas a las escuelas rurales, desde la Red Federal de Docentes por la Vida nos manifestamos en contra y las repudiamos, porque esto demuestra que a este gobierno, desde sus comienzos, solamente le interesó e interesa beneficiar a los sectores dominantes, y entre ellos a los de la agroindustria o agronegocio. Lo hicieron a través de varias políticas, como fue la quita de retenciones cuando asumieron, y después, en materia de Educación, también lo hicieron, promocionando capacitaciones para las escuelas técnicas agrarias, que tienen que ver con las súper mal llamadas y engañosas “buenas prácticas agrícolas”, las cuales de “buenas” no tienen nada para el medio ambiente.

Esto también hace demostrar su falta de interés por el medio rural, sobre todo para quienes habitan y trabajan en el lugar, cuando se quiso imponer -en cierta manera- el cierre de escuelas rurales, hecho ocurrido a principios del año pasado. Desde la Red sostuvimos por entonces que era una política tendiente a seguir despoblando el campo, con el objetivo de liberarlo para el cultivo de los transgénicos. 

El Presidente se mostró preocupado por el fallo judicial acerca de las distancias para aplicación de agrotóxicos alrededor de las escuelas, a los cuales denominó “fertilizantes”, mostrando una vez más su ignorancia, y tomó partido a favor de la queja de los agroproductores de la provincia.

Quienes a diario convivimos con las comunidades rurales conocemos bien de cerca cuáles son las consecuencias del uso de agrotóxicos a través de las pulverizaciones. En algunas localidades de la provincia, tanto de Buenos Aires, como en Córdoba o en Entre Ríos, hay ordenanzas que ponen un límite a las pulverizaciones que son adyacentes a las escuelas rurales. Sin embargo, en muchas otras localidades no pasa lo mismo. Sabemos que es una práctica que se lleva a cabo muchas veces en horario escolar. Existen ordenanzas que ponen límites a los metros de distancia con respecto a las pulverizaciones, y que se hacen los fines de semana. Pero ante esto no se tiene en cuenta la deriva de los agrotóxicos: es decir, los químicos permanecen en el aire, en el agua que toman nuestros alumnos, en los juegos donde realizan sus actividades, es decir, en todo lo que ellos pisan, tocan y respiran. 

"La ignorancia sobre el veneno los termina condenando a muerte"

Por lo general, las ordenanzas y las normativas relacionadas a la prohibición de agrotóxicos no contemplan a los pobladores de las zonas rurales. Muchos de ellos conviven literalmente en medio de la soja. Sobra evidencia científica acerca de los daños que provocan los agrotóxicos, tanto al medio ambiente como también a la salud humana: cáncer, hipo e hipertiroidismo, afecciones respiratorias, alergias, abortos espontáneos, entre muchas otras enfermedades. También sobran casos de muerte por envenenamiento a causa de agrotóxicos. Es decir que en este contexto, lo que estamos exigiendo y a la vez pidiendo, son políticas públicas que regulen aún más esta problemática, porque lo que hay regulado no alcanza. 

Yo soy docente en San Andrés de Giles y la escuela donde trabajo no es una escuela fumigada propiamente dicha. Es una escuela rural de alternancia, donde no sufrimos la fumigación directa porque estamos cerca del casco urbano. Pero sí asisten chicos y chicas cuyos papás se desempeñan como peones en la zona rural y manipulan agrotóxicos. Tenemos alumnos que son hijos de pulverizadores. Nosotros somos docentes que vamos de visita a la casa de los chicos en las dos semanas que no están en la escuela, y hay chicos que viven literalmente en medio de la soja. Notábamos que se reutilizaban los bidones de agrotóxicos para darle de comer a los animales o para juntar agua. Advertimos problemas en la salud de los niños y adultos, en el agua misma que bebían, y demás. Entonces, desde hace algunos años, estamos desarrollando un proyecto en torno a la problematización del uso de los agrotóxicos en San Andrés de Giles y partidos aledaños, como para concientizar sobre la problemática, y tratar de cambiar ciertos hábitos, hasta donde nos es posible como docentes.

Fuentes: Infobae -Red Federal de Docentes por la Vida-Madres de Barrios Fumigados de Pergamino: