El país guarida: A la espera de los capitales espurios
- Publicado el 23/05/2025
No es una nueva etapa ni fase, sino otro intento del gobierno de Javier Milei de seguir avanzando en su política de desmantelamiento del Estado y atraer capitales financieros para los cuales el país se ofrece como refugio y oportunidad de negocios fáciles. De eso se trata lo que se anuncia pomposamente como "reparación histórica de los ahorros de los argentinos". No repara: rompe. No son ahorros, y mucho menos argentinos, a los que se apunta.
Tan poco original es la propuesta que nació hace casi cincuenta años. A partir de la dictadura oligárquico-militar de 1976, para ser exactos, cuando a través de una "ley de reorganización del Estado", la 21.274, se habilitaba un proceso con demasiadas semejanzas al actual. Eliminación de regulaciones y controles en el comercio, la industria y las finanzas; reducción de la estructura de ministerios, secretarías y organismos públicos: privatización de empresas del Estado y una reducción de la incidencia de las políticas públicas en la economía.
El argumento es siempre el mismo: "desburocratizar el Estado, hacer más ágil y eficiente el funcionamiento de la economía", para encubrir sus verdaderos propósitos. No sólo fue la dictadura, ya que el modelo de exterminio del Estado tuvo réplicas en democracia. "Terminar con la invervención asfixiante del Estado", se decía en tiempos de Menem y Cavallo. "Sacarle la pata de encima a la actividad privada", fue la muletilla de Mauricio Macri. Y el Fondo Monetario, siempre el FMI acompañando.
En todos los casos, tanto en el actual como en los tres anteriores, una de las claves de perdurabilidad del modelo es la llegada de capitales externos: si fuera como inversión mejor, y como préstamo en su defecto. Pero el endeudamiento excesivo terminaría condenando a los tres episodios de neoliberalismo anteriores.
A falta de inversiones, en el actual ensayo se busca atraer a los flujos financieros ilícitos. "La plata bajo el colchón", es la forma inocente con la que se lo señala. Dinero del narcotráfico, trata de personas, tráfico de armas, contrabando y otras yerbas es de lo que se trata. Pero no le está resultando fácil al mileísmo implementarlo.
Se anunció primero que a través de decretos y resoluciones se iba a posibilitar la aplicación del dinero no declarado a compras, sin importar su origen "ni dejar los dedos pegados". Ahora se habla de una ley, porque lo anterior chocaba no sólo con los compromisos de tratados internacionales a los que el país adhiere (como el GAFI) sino que además el propio sistema financiero debe respetar, en transacciones internacionales, las normas que rigen a nivel global, como es el "reporte de operaciones sospechosas", que Luis Caputo (sí, el ministro de Economía) aborreció públicamente.
Eliminar regímenes de información anacrónicos o actualizar los umbrales para operaciones financieras que es obligatorio informar no está mal, pero no necesitaba una conferencia de toda la cúpula económica para anunciarlo. La sobreactuación fue para darle una pátina de sensatez a lo que no lo tiene: entregar el país a capitales espurios, que es lo que se viene con el proyecto de ley en elaboración.
Nota Página 12-Por Raúl Dellatorre