El Gobierno ordenó recortar programas científicos
- Publicado el 10/01/2025
Con la Resolución 10/2025, el Gobierno nacional avanzó (una vez más) sobre el sector científico y universitario. Apoyado en los medios afines de siempre, vendió la medida como un ajuste hacia «piqueteros» por supuestos convenios con ese tipo de asociaciones, que en realidad son ínfimos, casi inexistentes, en el mapa científico nacional. Lo que sí existen son numerosos fondos y alianzas con organizaciones nacionales e internacionales, instituciones del sector y otras jurisdicciones, que se van a perder a causa de la flamante decisión del Ejecutivo: cortar las investigaciones que no estén «al servicio del crecimiento económico y desarrollo estratégico del país».
«Resulta imperioso que la evaluación de los programas se realice verificando su correlato con el Plan Estratégico definido para el 2024-2025, el cual tiene su eje en la redefinición y reorientación de las estructuras institucionales y sistemas de evaluación relacionados con la gestión del conocimiento y la promoción de la ciencia y la tecnología, con una política orientada a la generación de conocimiento y el desarrollo de tecnologías al servicio del crecimiento económico y desarrollo estratégico del país, con asiento en las temáticas de agroindustria, energía y minería, economía del conocimiento y la innovación y salud», plantea la Resolución 10 de la Jefatura de Ministros, liderada por Guillermo Francos, a cargo de la Secretaría de Ciencia.
Y continúa: «Que, en este sentido, corresponderá dar por finalizados aquellos programas cuyos objetos no encuentren asidero en el citado Plan Estratégico. Que las medidas que se adopten deberán realizarse procurando soluciones que reduzcan las contingencias presentes y futuras para el ESTADO NACIONAL y en definitiva de todos los argentinos, minimizando los riesgos y costos a su mínima expresión«.
En ese marco, aceptarán solo las que estén desarrolladas en un valor mayor al 30% de ejecución. El resto entrará «en revisión» o directamente se cerrará. Siempre y cuando no sean los temas de interés del gobierno. El cambio climático, en medio de olas de frío récord e incendios que azotan lugares como Los Ángeles, es uno de los temas considerados «no estratégicos».
Según el gobierno, ajustarán $ 1867 millones destinados a investigación en 70 programas sociales. Desde el organismo explicaron a medios amigos que esos programas «no cumplen con el grado de pertinencia y aporte efectivo al desarrollo» del área. En algunos casos hasta se exigirá la devolución del dinero destinado.
Repudio del sector científico y llamamiento
La Federación de Docentes Universitarios (FEDUN), la de Sindicatos Universitarios de América del Sur (FESIDUAS) y la Federación Latinoamericana de Trabajadores Científicos (FEDLATCI) expresaron este jueves «su más enérgico repudio a la Resolución 10/2025 emitida por el Gobierno Nacional».
«Dicha Resolución plantea la eliminación de las investigaciones científicas relacionadas con las ciencias sociales, el medio ambiente y el calentamiento global entre otras, lo que representa un ataque directo al avance del conocimiento y un grave retroceso en las políticas públicas orientadas al desarrollo sostenible y la soberanía científica nacional –afirman–. Esta medida refleja una postura negacionista que desconoce la importancia estratégica de la ciencia y la tecnología para abordar los desafíos globales y locales».
Completan advirtiendo por las «graves consecuencias» de esta decisión «que compromete directamente la estabilidad laboral y el desarrollo de las carreras profesionales de las trabajadoras y los trabajadores de la investigación y la ciencia argentina».
Y hacen un llamado «urgente» a la comunidad universitaria, científica y al conjunto de la sociedad «a mantenerse alerta y movilizada en defensa de la educación pública, la ciencia y la tecnología, pilares esenciales para el progreso y el futuro de nuestra nación y el bienestar del pueblo argentino».
El cambio climático y el negacionismo
No es la primera vez que este Gobierno ni su líder, Javier Milei, atacan o descreen del cambio climático y el calentamiento global. De hecho, por ejemplo, esto sucede horas después de que la actriz Cecilia Roth denunciara que hoy no se puede hablar del cambio climático, recibiendo catarata de ataques del ejército digital de La Libertad Avanza.
Como ya marcaban los divulgadores científicos Claudio Cormick y Valeria Edelsztein en una columna en Tiempo en 2023, aunque algunos autores piensen que todos los negacionistas son iguales, los terraplanistas no usan los mismos tipos de razonamientos que los negacionistas del cambio climático o los antivacunas. Entender cómo piensan y cuáles son sus motivaciones pareciera fundamental para poder enfrentarlos.
Ya les hemos contado sobre una de las formas del negacionismo científico, que tiene nombre propio: la “estrategia del tabaco”. En esta estrategia, usada por las tabacaleras en la década del ’50 y en la actualidad por los negacionistas del cambio climático, se reconocía la diferencia entre personas expertas y no expertas, y se admitía el valor probatorio que tiene el consenso entre personas expertas: si se acuerda en una opinión dentro de la comunidad especializada, eso nos brinda razones para creer lo mismo.
Hasta aquí todo va bien. Sin embargo, también se negaba, para ciertos casos cruciales, la existencia de tal consenso, a través del uso de un “disenso” fraudulento –falsos expertos o expertos con conflictos de interés- que permitiría decir cosas como “la comunidad científica todavía tiene dudas sobre el calentamiento global”, pese al abrumador acuerdo de que, en realidad, existe en esta comunidad. Ahora bien, si fuera cierto que todos los negacionistas siguen los mismos patrones, tendríamos que esperar algo parecido a esto en el caso del discurso terraplanista.
El pensamiento crítico en la era del negacionismo
“No soy médico, pero estoy aprendiendo mucho en muchas áreas del Gobierno (…) La efectividad [de la vacuna contra el dengue] tampoco está comprobada”, comentó en una conferencia de prensa el vocero presidencial.
“Vagos socialistas que escriben papers de cuarta”, vociferó el presidente de la Nación para describir el abrumador consenso científico mundial sobre el cambio climático.
Edelsztein y Cormick sostienen: «Vivimos en una época en la que todo el mundo cree, erróneamente, tener la capacidad cognitiva de pronunciarse sobre cualquier tema porque supuestamente aún sin tener una especialización, el estar formado en habilidades críticas debería ser suficiente para evaluar de primera mano la evidencia y tomar decisiones informadas».
«Pero ¿no será que en el afán de mantener esta postura políticamente correcta hemos estado, paradójicamente, incrementando, en lugar de disminuyendo, las actitudes anticientíficas? ¿No deberíamos promover las actitudes “Correte, Javo, dejá hablar a la gente que sabe” y “Manu, ponete un saquito y andá a tu cuarto a jugar al Age”? O, en otras palabras, ¿no deberíamos pensar que cuando no somos expertos en un área simplemente debemos confiar en el consenso experto en lugar de en nuestras propias e individuales capacidades críticas?»
Nota Tiempo Argentino