Para Oscar, cualquier homenaje es poco
- Por Juan Francisco Vilches -
- Publicado el 07/12/2019
El jueves se realizó un homenaje a Oscar De Giulio, histórico arquero de Jorge Newbery. Gran capitán y compañero. Espejo para los pibes, respetado por los rivales. Un lujo para el deporte de Junín.
Lamentablemente no pude asistir, pero sí, desde lejos, pude recordar. Y todo lo recordé como si hubiera pasado este fin de semana.
Conozco a Oscar desde las inferiores, cuando era un delantero con poco futuro. Estuve el día de su debut, a mediados los 90’. Newbery jugaba el domingo de local contra Sarmiento el fin de semana y se había quedado sin arquero.En ese momento, el entonces capitán Cucho López le propuso al entrenador, el Negro Morán, que ataje Oscar, que nunca se había puesto guantes en su vida pero al menos era bueno en los picados de las prácticas.
Parecía una locura pero no había una mejor solución, y se convirtió en el mayor acierto de las últimas décadas. Creo que ganamos 1 a 0 con gol de Leíto Quaglia, con Oscar volando y tapando tremendo un tiro libre al ángulo superior derecho. No tardó mucho tiempo en ser titular indiscutido.
De los incontables partidos que lo vi bajo los tres palos y de los ¿cientos? que ganamos o empatamos gracias a sus actuaciones. Voy a nombrar uno en Chacabuco, una semifinal de un Cuatro Ligas contra 9 de Julio. Nunca vi a alguien atajar así en toda mi vida. Y tampoco vi nunca a hinchas del equipo rival felicitar así a un arquero, dándole la mano, con una mezcla de asombro y admiración.
También, sentí una gran gratificación al leerlo en un reportaje diciendo que el título que más disfrutó fue el Siete Ligas, un torneo durísimo e increíble en el cual fui su entrenador.
Compartí alegrías de triunfo, de las que te llenan el alma, y tristezas de derrota, de las que aprendés a templar el espíritu.
Por eso puedo decir, para mí, lo más importante: cuando hay intereses en juego, cuando empieza a llover y hay quienes patinan en el barro, Oscar siempre está parado, firme, del lado de la lealtad y de la hombría de bien.
Por eso, no solo por sus cualidades técnicas extraordinarias, está entre los grandes deportistas juninenses de la historia.
Cualquier homenaje es poco.