Javier Milei en cadena nacional: “Eliminamos el cepo para siempre”
- Publicado el 12/04/2025
El anuncio fue presentado como si se tratara de una liberación histórica: grandilocuente, como es costumbre en la retórica de Javier Milei. En cadena nacional, el presidente de la Nación declaró en la noche de este viernes el levantamiento definitivo del cepo cambiario y lo convirtió en símbolo de lo que considera un ciclo cerrado: el de una Argentina “atada al piso” durante los últimos 15 años. En su discurso —que leyó en la Casa Rosada, escoltado por la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y el jefe de Gabiinete, Guillermo Francos, más el resto de su gabinete sentados alrededor, y con la presencia del presidente de la Cámara de Diputados, el riojano Martín Menem, pero no de la presidenta de la otra cámara del Congreso, Victoria Villarruel, con quien está enfrentado y distanciado políticamente—, el mandatario sostuvo que el Ministerio de Economía y el Banco Central rompieron “el último eslabón” de una cadena que mantenía trabada la economía nacional.
El anuncio llegó acompañado de una interpretación política del camino recorrido desde su llegada al poder. “Les dije que venía a arreglar la economía de raíz, sin atajos ni gradualismo”, remarcó Milei, y añadió que tras un “duro primer año de trabajo” el Gobierno dio por terminado el proceso de “saneamiento macroeconómico argentino”. “Hemos traído orden a los tres pilares fundamentales: el fiscal, el monetario y el cambiario”, aseguró.
Milei insistió en presentar el levantamiento del cepo como el final de una época. Afirmó que los argentinos “abandonaron la lenta agonía en la que estábamos sumidos” y que enfrentaron “el trago amargo de una sola vez y para siempre”, en lugar de seguir “postergando los problemas”.
Hubo además un reconocimiento explícito a quienes acompañaron políticamente sus medidas. Agradeció “a aquellos actores de la dirigencia política que sí entendieron el proceso de cambio que estábamos viviendo, sin mezquindades ni condicionamientos”. Y destacó a quienes respaldaron sus decisiones de veto en el Congreso: “Por ejemplo, aquellos 87 héroes que defendieron el superávit fiscal defendiendo los vetos que fuimos forzados a realizar para frenar la demagogia populista de algunos otros”.
El Presidente cerró con una reivindicación de su programa como una ruptura con las políticas del pasado. Dijo que el proceso no fue producto de “un capricho”, sino de la necesidad de corregir “décadas de horrores económicos” que, según su lectura, arrastraron al país hasta el 10 de diciembre de 2023.
Un discurso autocelebratorio en el que volvió a criticar a quienes no lo apoyan
El Presidente también utilizó la cadena nacional para presentar los resultados de su gestión como un salto de calidad en el desempeño económico argentino. “Pasamos de ser el peor alumno del mundo en materia económica a hacer los deberes y pasar a ser el alumno ejemplar”, afirmó. En esa línea, detalló lo que denominó “los tres exámenes” superados: el fiscal, el monetario y, con el fin del cepo, el cambiario.
En cuanto al orden fiscal, reivindicó haber dejado atrás “más de 100 años de déficit fiscal crónico” y ubicó a la Argentina entre los “cinco países del mundo que solo gastan lo que recaudan y ni un peso más”. Con respecto al frente monetario, dijo que “se le puso un tope a la cantidad de pesos emitidos”, lo que, según su descripción, redujo la inflación “entre 10 y 25 veces” dependiendo del índice utilizado. “Eso nos hizo ver una apreciación del peso sin precedentes con su consecuente caída de la pobreza”, agregó.
Sobre la eliminación del cepo, la calificó como “la última espina que nos infligía un dolor profundo” y la tildó de “aberración que nunca debería haber existido”. El mandatario vinculó directamente el levantamiento de las restricciones cambiarias con un nuevo respaldo del Fondo Monetario Internacional. “Hace algunos minutos, el Fondo Monetario anunció un programa inédito para la Argentina”, celebró.
El acuerdo con el organismo multilateral, según explicó Milei, tiene una particularidad: por primera vez no se destinará a financiar una transición hacia el orden sino a sostener un plan que, según su visión, “ya ha rendido sus frutos”. Agradeció expresamente al directorio del Fondo y a su titular, Kristalina Georgieva, a quien definió como “la cristalina Georgieva”.
En contraste con los programas tradicionales del FMI, Milei subrayó que esta vez el ajuste no se hizo vía suba de impuestos sino que “casi la totalidad del ajuste recayó en el Estado y no en los argentinos de bien”. Precisó que el paquete de apoyo financiero, integrado por el FMI, el Banco Mundial, el BID y un RIPO del Banco Central, asciende a US$32.000 millones, de los cuales US$19.600 millones se desembolsarán de inmediato.
Con esos fondos, aseguró que las reservas brutas del Banco Central rondarán los US$50.000 millones en mayo. “Con este nivel de reservas podemos respaldar tranquilamente todos los pesos existentes de nuestra economía, brindándole más seguridad monetaria a nuestros ciudadanos”, sostuvo.
El Presidente también se detuvo en explicar la lógica contable del balance del Banco Central. Detalló que los activos están compuestos por reservas internacionales y títulos públicos, mientras que los pasivos incluyen la base monetaria y la deuda remunerada: las Lebacs, luego Leliqs y después pases. La mención técnica buscó reforzar la idea de un sistema monetario más sólido tras el reordenamiento impulsado por su administración.
Calculó que la mejora de las reservas del BCRA permitirían rescatar la base monetaria a un dólar a $650
En otro tramo del discurso, Milei profundizó en la lógica detrás del deterioro inflacionario argentino desde la salida de la convertibilidad. Explicó que el patrimonio neto del Banco Central se ve afectado cuando aumentan sus pasivos, ya sea por la emisión de pesos sin respaldo o por el devengamiento de intereses. En ese marco, señaló que cuanto más negativo es ese patrimonio, mayor debe ser el nivel de precios para ajustar las cuentas, lo que alimenta la inflación.
“Desde la salida de la convertibilidad el precio del dólar se multiplicó por 1.200 veces”, sostuvo el Presidente, y responsabilizó directamente a la política del Banco Central, que según dijo, “le robó a los argentinos más de US$100.000 millones en los últimos 25 años”. Afirmó que esa destrucción de activos explica el “desastre inflacionario” vivido en las últimas dos décadas.
A modo de respuesta a esa situación, Milei presentó el nuevo acuerdo con el FMI y otros organismos como un intento de “restaurar el activo del Banco Central y con ello su patrimonio, para que la inflación sea solo un mal recuerdo del pasado”. Señaló que los fondos que ingresarán al Tesoro serán utilizados para cancelar deuda con el BCRA y que, dado que los títulos no cotizan a la par, eso también reducirá la deuda bruta del Estado.
Según sus cálculos, las reservas brutas permitirían rescatar la base monetaria a un tipo de cambio de $650, y si se toma la base monetaria ampliada, esa conversión sería posible a $911. Incluso fue más allá: “si utilizamos el techo de lavanda presentado por el ministro Caputo, no solo podría rescatarse toda la base monetaria amplia, sino que sobrarían cerca de US$15.000 millones”.
Desde allí, reforzó la idea de haber aprobado el “examen cambiario” y justificó la demora en levantar el cepo. “Nos hubiera encantado eliminar el cepo cambiario más rápido, pero siempre dijimos que preferíamos eliminarlo bien y definitivamente”, aseguró, diferenciándose de intentos fallidos del pasado. Valoró la aceptación social del ritmo impuesto: “Fue una de las tantas verdades incómodas que le planteamos a la sociedad, y que supieron aceptar con determinación y paciencia”.
El tramo más enfático del mensaje llegó cuando Milei proclamó que por primera vez en 120 años la Argentina logró tener al mismo tiempo orden fiscal, orden monetario y orden cambiario. “Nunca. Esta es la primera vez. Por eso no vengan a decir que ya la vieron, porque esta vez verdaderamente sí es diferente”, insistió.
Esa sincronía, según su lectura, marca un quiebre histórico. “Rompemos la rueda de la ilusión y el desencanto y comenzamos a caminar de una vez hacia adelante”, afirmó. Y resumió el cambio en términos de blindaje: una economía que ya no es una “balsa de madera a la deriva” sino “un verdadero acorazado”.
Esta nueva situación, añadió, ofrece dos garantías: la de evitar turbulencias autoinfligidas y la de estar mejor preparados que nunca para enfrentar shocks externos. Si bien admitió que ningún país es totalmente inmune, sostuvo que la Argentina actual absorberá menos daño y se recuperará más rápido que en cualquier otro momento de su historia.
Por último, amplió la mirada y ubicó el giro argentino en un contexto de transformación global. “En un mar de volatilidad, ya no somos una balsa. Somos un acorazado”, repitió, y señaló que el orden internacional surgido tras la Segunda Guerra Mundial está dando paso a una nueva etapa, con “placas tectónicas que se están desplazando luego de décadas de quietud”.
Si los shocks externos impactan en la Argentina, habrá más ajuste, dijo el Presidente
Milei también anticipó cómo reaccionaría su Gobierno ante un eventual agravamiento del escenario internacional. “Frente a la posibilidad de que el choque externo se agudice, responderemos con mayor ajuste fiscal reduciendo el gasto público”, aseguró. Señaló que, en lugar de devaluar la moneda o subir impuestos —dos caminos usados históricamente en la Argentina— la estrategia libertaria será bajar la “absorción doméstica” a través de un achique adicional del Estado.
En ese sentido, informó que el objetivo de superávit primario para 2024 pasará de 1,3% a 1,6% del PBI, lo que refuerza, según dijo, la eliminación del riesgo fiscal, monetario y cambiario. “Han quedado asentadas las bases para la estabilidad y el crecimiento sostenido por el mediano y largo plazo”, remarcó.
El discurso incluyó una proyección optimista sobre el impacto del nuevo marco macroeconómico. Según el Presidente, el ahorro de 15 puntos del PBI que antes se dirigía a la política “ha sido devuelto al sector privado”, lo que se traducirá en mayor inversión y consumo. A eso se sumaría la baja del riesgo país, la caída de tasas de interés y el regreso del crédito privado.
Milei afirmó que el ajuste fiscal garantiza un piso de crecimiento del 4,5% anual a largo plazo, al que se agregan las reformas estructurales llevadas adelante por su administración: el DNU 7023, la Ley de Bases y más de 1.700 desregulaciones impulsadas por el Ministerio de Desregulación. También previó un empuje de corto plazo por la recomposición de stocks en las empresas y la revalorización de salarios y jubilaciones gracias a la baja inflacionaria.
A todo eso le sumó un nuevo “boom de créditos hipotecarios”, una baja gradual de impuestos, una apertura sin precedentes al comercio internacional y un renovado flujo de inversiones extranjeras: “Le pusimos un cepo al Estado, un cepo a la emisión y hemos liberado la canilla de la iniciativa privada”, celebró.
Culpó a la “ley Guzmán” por la “interrupción en el proceso de desinflación”
Con respecto a la inflación, Milei ratificó que su plan terminará con el fenómeno “de forma indefectible” y responsabilizó a la “ley Guzmán” por la reciente interrupción del proceso de desinflación. Denunció que por esa norma debió solicitar aprobación parlamentaria para el nuevo acuerdo con el FMI, lo que obligó al Gobierno a mantener la confidencialidad mientras “políticos y economistas generaban pánico e incertidumbre”.
La llamada “ley Guzmán” a la que se refirió Javier Milei en su discurso es la número 27.612, sancionada en marzo de 2021, durante la gestión del entonces ministro de Economía, Martín Guzmán.
Esta norma establece que todo endeudamiento en moneda extranjera con organismos financieros internacionales —como el FMI— debe contar con la aprobación del Congreso de la Nación. Fue impulsada luego del acuerdo entre el gobierno de Mauricio Macri y el FMI en 2018, que se firmó sin pasar por el Poder Legislativo, lo que generó fuertes críticas políticas y sociales.
La ley buscó dar mayor transparencia y control democrático a este tipo de decisiones estructurales, obligando al Ejecutivo a informar al Congreso y a obtener su autorización antes de contraer nueva deuda externa con organismos multilaterales.
En su discurso, Milei la cuestionó por considerarla una “aberración”, porque —según él— le impidió avanzar con mayor rapidez en el acuerdo con el FMI y lo obligó a mantener la confidencialidad mientras se generaba, en paralelo, “incertidumbre” por parte de sectores políticos y económicos.
Aun así, Milei se jactó de que gracias a su política económica la inflación no tiene otro destino que desaparecer, al no haber más emisión sin respaldo. “La inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario”, dijo. Y concluyó que salvo los más grandes, la mayoría de los argentinos “nunca vio algo así”.
El cierre de la cadena nacional tuvo un tono más épico, donde Milei ensayó un retrato del país como potencia en potencia. Destacó las ventajas naturales, la diversidad productiva y el talento disperso en todo el mundo como base para un despegue sostenido. “Imagínense cómo nos puede ir con el viento a nuestro favor”, alentó.
Recordó que en el último año se aprobaron inversiones por más de US$12.000 millones bajo el régimen RIGI, y anticipó que la eliminación total del cepo facilitará aún más la llegada de capitales. A su juicio, el resultado será claro: “Argentina será el país con mayor crecimiento económico de los próximos 30 años. En vez de hablar de tasas chinas, pronto el mundo hablará de crecer a tasas argentinas”.
En el tramo final, el Presidente se dirigió a todos los sectores, incluso a quienes no lo votaron o se opusieron a su gestión. “Si el país crece, a todos nos va a ir mejor”, sostuvo. Prometió un país “en el que salir adelante sea fácil para el que hace las cosas bien” y llamó a construir una “era dorada” de libertad y prosperidad.
Con un mensaje a la nación que combinó balance, ideología, promesa de futuro y tono religioso, Milei cerró su discurso con una frase ya característica: “Que Dios bendiga a los argentinos y que las fuerzas del cielo nos acompañen”. Pero esta vez no dijo “viva la libertad, carajo”.
Nota elDiarioAR