Juicio por el atentado a Cristina: el llanto de Gabriel Carrizo y la desorientación de Brenda Uliarte
- Publicado el 03/07/2024
Uno de los acusados por el intento de asesinato contra Cristina Fernández de Kirchner pidió ser sometido al polígrafo, también conocido como “la máquina de la verdad”, para demostrar que no tuvo nada que ver con el atentado. Gabriel Carrizo, el jefe de los vendedores de azúcar conocidos como “los copitos”, declaró en una accidentada segunda jornada del juicio oral: “¿Por qué no me ponen el aparato que te ponen para saber si decís la verdad? Pónganmelo acá, no tengo problemas. Mi abogado me dijo que iba a ver la posibilidad de hacerlo y estoy esperando todavía”.
Carrizo calificó a otra imputada, Brenda Uliarte, como una “mentirosa”; lloró porque desde hace un año y nueve meses –tiempo que lleva detenido- no ve a sus hijos; aseguró que no tiene “nada” contra la ex presidenta e incluso le pidió perdón si se sintió ofendida por algunos comentarios en su contra proferidos en un grupo de WhatsApp.
Carrizo lloró durante todo el tramo final de la casi hora y media en que expuso ante el Tribunal Oral Federal número seis. Está en el banquillo de los acusados porque en su teléfono celular se hallaron mensajes en los que se autodefinía como líder de una organización que había planificado el atentado, mencionaba que había aportado un arma para ello, advertía sobre otros ataques por producirse y reivindicaba como propia la logística del homicidio fallido.
Carrizo aseguró que todo era “una joda”. Su abogado, Gastón Marano, explicó a lo largo de todo el proceso que desembocó en el juicio que los mensajes fueron posteriores al atentado. A raíz de ese dato, aseguró que Carrizo se montó sobre un hecho real para adjudicarse -acaso por fanfarronear entre un grupo de marginales como él- la intervención en un hecho que pudo cambiar la historia de la violencia política en la Argentina. Seguramente, de alguna manera, la cambió.
“Estábamos tomando un fernet con los chicos, el alcohol era habitual. Estaba entonado y empecé a mandar mensajes a la hija de la pareja de mi papá sobre que éramos una organización. Era para joder, que se coman el verso, yo tengo ese tipo de humor. (…) A Jonathan Posadas, el hijo de la pareja de mi papá, que era del Polo Obrero, le dije que la íbamos a matar, que estaba todo organizado. A otro amigo le dije que íbamos a matar al jefe de la izquierda. Yo no sé quién es el jefe de la izquierda”, describió el imputado.
“Hace un año y nueve meses me estoy castigando por eso. Era nada más joder con el tema, boludear, pelotudear, nunca me lo tomé en serio. (…) No puede ser que por esto yo esté acá. No tengo nada contra Cristina; mis objetivos son otra cosa. Ni en pedo, ni loco me voy a meter en algo así. Nunca tuve un arma en mi mano, nunca disparé, no sé nada de eso”.
Carrizo insistió en que “todos los mensajes fueron después del atentado” y remarcó que no hay nada que lo sitúe en la planificación previa. “Las cosas que a mí me desvinculaban del caso nunca las tomaron en cuenta”.
El jefe de “los copitos” repasó la historia de su vínculo con el fallido asesino Fernando Sabag Montiel y tuvo una mirada especialmente crítica hacia Brenda Uliarte: “ella me mintió siempre”.
“Si pudiera volver el tiempo atrás ni siquiera la hubiera ayudado a ella. Yo cometí dos errores: mandar los mensajes y ayudarla a ella”. Así, se refirió a los días posteriores al intento de homicidio, cuando incluso compareció junto a Uliarte y otras personas -que no están imputadas en el juicio oral- en una entrevista televisiva desvinculándose, todos, del ataque.
Uliarte protagonizó una situación insólita –por varias razones- durante la segunda jornada del juicio. La audiencia demoró su inicio porque su abogado, Alejandro Cipolla, llegó tarde. Alegó problemas de tránsito, pero mientras los jueces esperaban, él ofrecía entrevistas televisivas en las escalinatas de Comodoro Py 2002.
Uliarte comenzó a declarar, balbuceó reiteradamente, incluso dudó cuando le preguntaron por la fecha de nacimiento. Llegó a sugerir que pudo ser “partícipe” del atentado contra Cristina Kirchner pero enseguida pareció corregirse para pasar a «encubridora». Y de pronto interrumpió abruptamente su relato y dijo que no quería hablar más. Su defensor pidió que sea sometida a un peritaje psicológico para determinar si está en sus cabales, apta para afrontar el juicio, o debe ser declarada “inimputable”.
Carrizo, en cambio, no dudó: “Necesito que se aclaren las cosas, quiero que el juicio avance lo más rápido posible, tengo la fe de que todo va a encuadrar y ustedes se van a dar cuenta de que todo lo que digo es verdad”. Eligió no responder preguntas. Por una estrategia de la defensa, lo hará cuando se aproxime el final del debate.
Desde este miércoles, el juicio dejó de ser transmitido por el canal de YouTube del Poder Judicial. Al comenzar la ronda de testigos, el carácter público del debate queda limitado según lo establece el Código de Procedimientos. Las audiencias continuarán todos los miércoles y el desenlace está previsto hacia fin de año.
Fuente Tiempo Argentino