Es imposible un nuevo “corralito” en Argentina - Por Santiago Aguiar
- Publicado el 25/09/2020
En estas horas en los medios y redes sociales anti oficialistas, se está regando como terreno fértil la idea de un “nuevo corralito” en nuestro país. Lo tragicómico de esta operación orquestada con el solo fin de dañar la imagen del gobierno, es que apela a la fibra más sensible de aquellos que todavía cargan con el rencor de haber sufrido la confiscación de sus ahorros. Sin ningún tipo de argumento sólido, ni dato concreto, los principales responsables de la crisis económica que lleva casi tres años en la Argentina, buscan generar una corrida bancaria con la sola intención de capitalizar odio, sin saber que hoy a diferencia de otros tiempos el sistema bancario argentino reposa sobre liquidez y solvencia.
Pero una fake news siempre es encendida sobre un dato de la realidad. El Banco Central publicó la semana pasada una serie de normas que tienden a profundizar el control de capitales, especialmente en un momento donde los dólares disponibles son escasos. Pero de ninguna manera el BCRA impuso algún límite a los bancos para que les devuelvan el dinero a la gente. De hecho, en palabras del presidente de la Nación Alberto Fernandez “Hace falta cuidar los dólares, porque los necesitan los que tienen que producir y dar trabajo, antes que nadie". Con esta simple frase, se entiende que quienes quieran comprar dólares para atesorar y no para invertir, deberán esperar. Más aún, tendrán prohibido hacerlo aquellos que son beneficiarios de las medidas paliativas que lleva adelante el Ejecutivo para enfrentar la pandemia (IFE, ATP, COM 6949, etc). Medida totalmente coherente con un país que está haciendo un esfuerzo contributivo enorme para sostener el consumo, la producción y el empleo. Como le gusta decir a algunos, “con la nuestra, dólares no”.
Pero yendo a analizar la validez del pronóstico aterrador, ¿cómo están los bancos hoy en Argentina?, ¿tienen problemas para entregar los dólares a los ahorristas que allí los tienen depositados?.
El sistema financiero argentino está muy sólido, los depósitos en dólares superan con creces a los préstamos en dólares, por lo que hay una disponibilidad de liquidez muy alta para devolver todos los depósitos en moneda extranjera a aquellos que los quieran retirar del sistema. En números, los bancos tienen en la actualidad depósitos por aproximadamente USD 19.000 millones y préstamos otorgados en dólares por algo más de USD 6.000 millones. La diferencia se encuentra como encajes en el BCRA (USD 12.000 millones) y dólares como liquidez en caja de los bancos (USD 1.000 millones). Pero de esos USD 19.000 millones de depósitos, unos USD 5.000 millones están en plazo fijo, lo que de alguna manera le quita presión al sistema. Es decir, ante una eventual demanda de saldos en dólares de los depositantes, los bancos estarían en condiciones de responder sin ningún problema.
Otra falacia que se quiere instalar es que si la gente va a buscar sus depósitos, el BCRA se queda sin dólares para vender. Claramente incorrecto, ya que los encajes de los bancos en el BCRA no se computan en el cálculo de las reservas de libre disponibilidad que utiliza la autoridad monetaria para intervenir en el mercado de cambios.
Por qué es así? El 2001 Argentina tenía un sistema bimonetario formal (Ley de Convertibilidad) y se podía convertir libremente los pesos a dólares. En cambio y a diferencia de ese momento, hoy en nuestro país los bancos que toman depósitos en dólares solo pueden otorgar préstamos en esa misma moneda y a sectores generadores directa o indirectamente de dólares (principalmente sector agroexportador)
Finalmente, ¿qué ganaría el Gobierno si decidiera llevar adelante un corralito? Absolutamente nada. Más aún, agitaría aún más el mercado cambiario, potenciando las brechas. Pero sobre todo, perdería todo lo ganado después de haber logrado una restructuración de la deuda que le permite tener aire fiscal para los próximos años y debería abandonar cualquier idea de acuerdo con el FMI y prepararse a pagar los USD 43.000 millones.
En suma, la triste operación mediática que intentan llevar adelante sectores de la oposición no hace otra cosa que agitar fantasmas del pasado que solo causan angustia y dolor a todos los argentinos. Si bien con esto se demuestra que no existe posibilidad alguna de un nuevo corralito en nuestro país, también se cae la careta de aquellos que dicen defender la república y lo que buscan es dañar un gobierno democrático que está tratando de sostener una economía golpeada por la pandemia, pero que ya venía en franca caída libre desde comienzos de 2018.