El sueño del ferrocarril
- Por Christian Remoli -
- Publicado el 01/03/2019
Barría la vereda de un supermercado en el que trabajé en Junín, eran las 8 de la mañana de un diciembre caluroso de 1992.
El llegó con su bici negra, bien de ferrucha, a comprar apenas abría, como hacía casi todas las mañanas. De toque vio mi decepción (y mi cara de sueño). 18 pirulos y mientras algunos amigos se acostaban, yo barriendo.
Solamente me miró -porque me conocía-, y después de darme una palmada, me dijo: "Me alegra verte laburando, porque el laburo es TODO".
Me dejó pensando, hasta hoy me dejó pensando.
Esperé que saliera y le pregunté de qué laburaba él antes de ser sastre, que era su oficio.
-"¿Yo? Yo trabajaba en el ferrocarril".
Entonces le conté que vivía rodeado de ex ferroviarios.
-"A Sartirana, ¿lo conoce?"
-"Uhhh, cómo no lo voy a conocer a Luisito, laburamos 40 años juntos", me dijo.
Y me habló de lo que era el ferrocarril para Junín, lo que era para su familia, lo que era para él. Y cerró con una frase que me retumba hasta hoy, mucho más fuerte que la primera.
-"Quiere que le diga, yo hace mucho tiempo que no trabajo en el ferrocarril, pero todavía lo sueño, muchas noches sueño con el ferrocarril".
Me palmeó del otro hombro, se echó la gorrita y en el mismo gesto, subió la bici a la carrera, como solamente los viejos de pueblo saben hacerlo.
Ser ferroviario en Junín era ser así, como era ese señor que ahora se está yendo en esa bici en mi recuerdo, silbando, y se me hace difuso, lejano, como un sueño. El sueño suyo, mio, de muchos, el de un ferrocarril grande, abrazado por un país grande.
Vaya el recuerdo para él y para todos los ferroviarios en su día.
Los de ayer, los de hoy, los de siempre.