Claudio Arenas, científico juninense: "Si estoy aquí no es por el sueldo, uno tiene un espíritu patriota"

Claudio Daniel Arenas nació en Junín, y es un científico, Ingeniero en Materiales, y actualmente  empleado en la Comisión Nacional de la Energía Atómica. Desconocido para gran parte del público, es un orgullo para nuestra ciudad.

Claudio vivió sus primeros años de vida en la casa de su abuela en el Barrio Villa Talleres y pasado algunos años sus padres se mudaron a unas pocas cuadras del Club Ambos Mundos. Se egresó en 1998 en la Escuela Industrial y terminó sus estudios universitarios como Ingeniero en Materiales en el Instituto Sabato (UNSAM-CNEA).  “Cuando llegás al paso a nivel de Avenida República, doblás para el lado del carpincho, ahí viví”, cuenta en diálogo con  Agenda 365. Y agrega: “En 5° grado, leyendo el Manual Santillana descubrí parte de lo que soy hoy”.

Sin embargo, a pesar de la situación que atraviesa el país, con la desfinanciación de la ciencia y la tecnología, y las ofertas tentadoras que le llegan del exterior se abstiene de ser “uno más de la fuga de cerebros”.

El desguace

El período de los 90’, cuando el neoliberal ministro de Economía Domingo Cavallo mandó “a lavar los platos” a los científicos, quienes tuvieron que exiliarse para seguir trabajando, culminó con el desguace de la matriz nuclear en 2001.  La degradación fue tan fuerte que casi no había investigadores. “Entre los que fueron nuestros directores y demás personal que nos han transferido el conocimiento, faltan dos generaciones de investigadores. Con ‘la fuga de cerebros’ si había una o dos generaciones más con la misma política, nos quedábamos sin institución”, cuenta Arenas. 

“En el año 2001 cuando el país voló por el aire tuve que abandonar la carrera porque no tenía ni para comprar los apuntes. Después conocí al Instituto de Tecnología Sabato que se forma a través de un convenio entre la Comisión Nacional de Energía Atómica y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), dónde obtuve una beca tras varios exámenes finalizando en el año 2009, Hoy día la beca ronda los  $10.000,00 a $13.700 mensuales, el objetivo es garantizarle al estudiante la dedicación exclusiva al estudio”, relata Claudio. 

Hoy trabaja en la Comisión Nacional de Energía Atómica, que tiene sede Central en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y que cuenta con presencia en diferentes regiones del país. A su vez, junto a otros organismos y empresas tecnológicas, forman parte del sector nuclear argentino y todas sus actividades se enmarcan en los usos pacíficos de la energía nuclear.

“Uno puede comprender cómo funciona un plástico de uso nuclear o de uso medicinal y en función de eso lo somete a distintos tratamientos como por ejemplo a temperaturas controladas o radiación  determinadas dosis. Luego, se analizan las propiedades  del material y en función de eso, y sí se quiere optimizar esas propiedades, puede incidir en el proceso de fabricación de un producto que esté construido con ese material”, dice Arenas al contar su actividad.  

Crisis y ajuste

Pero la crisis del sector nuclear no escapa a los ajustes que viene llevando adelante el Gobierno Nacional. En estos últimos años hubo una reducción de presupuestos, y las prioridades cambiaron: a veces los científicos no tienen para comprar insumos, o hacen una colecta para comprar hojas. 

Uno de los fuertes reclamos del sector se dio a partir de la decisión del presidente Mauricio Macri decretando avanzar sobre la privatización de Dioxitek S.A y varias centrales eléctricas que dependen del Ministerio de Energía.

Con respecto a su futuro Arenas relata que está “bastante desesperanzado, uno tiene un espíritu patriota, o yo por lo menos no tengo pensado irme del país. Las ofertas de afuera llueven, porque el profesional argentino está muy bien cotizado en el exterior afortunadamente, siempre hay ofertas, y hoy en día uno tiene más condiciones para irse que para quedarse. Si uno está en el país no es por el sueldo”.

“Pueden ser las mismas autoridades de gobierno, que tienen que garantizar que las instituciones del estado funcionen, las que golpeen a ese Estado porque lo desfinancian, porque lo van desmembrando. Así, se va fabricando una situación para decir que el Estado no sirve, y la realidad es que el Estado sirve, si se lo gestiona pensando en una nación y no en una empresa”, finalizó Arenas.