La inversión externa directa pasó a terreno negativo y saca divisas del país
- Publicado el 07/06/2025
En los primeros cuatro meses de 2025, la inversión externa directa arrojó un saldo negativo de 1789 millones de dólares. La repatriación de capitales de empresas extranjeras, especialmente de petróleo y gas, ya venía con intensidad desde antes. Si se suman los dólares que habían salido en diciembre, el rojo en divisas en cinco meses alcanzó a 3000 millones.
El modelo de Javier Milei recibe permanentes mensajes de apoyo de AmCham, la cámara de comercio de Estados Unidos en Argentina, y de empresas extranjeras en general, pero el comportamiento con el bolsillo de esos mismos actores por ahora muestra una divergencia, ya que sacan más divisas de las que traen.
"La inversión externa directa, lejos de aportar dólares, por el momento los está demandando", advierte la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), con datos del Banco Central.
"La inversión externa directa es el componente más virtuoso para financiar el déficit en cuenta corriente", explica el documento, dado que representa una apuesta de capitales de otros países por la economía nacional. Sin embargo, en los últimos meses la señal se convirtió en lo contrario.
"La inversión externa directa, lejos de contribuir a aliviar la restricción externa, está demandando dólares por repatriación de capitales: entre diciembre de 2024 y abril de 2025 se registró una salida neta por el equivalente a 3.000 millones de dólares", remarca.
La evolución de esta variable es muy distinta a la que se registró en años anteriores. Entre 2021 y 2024 hubo superávit en el primer cuatrimestre, con la siguiente evolución: 237 millones de dólares (2021), 239 millones (2022), 204 millones (2023) y 221 millones (2024).
El Fondo no alcanza
El respaldo del FMI al Gobierno también es categórico, así como del establishment y de otros organismos internacionales. Pero todos esos discursos no fueron suficientes para neutralizar la masiva compra de dólares también por parte del público. El primer mes sin restricciones para adquirir divisas terminó con un saldo de 2000 millones de dólares.
De este modo es como van drenando los 20 mil millones de dólares del préstamo del Fondo para el gobierno de Milei, sin que se advierta cómo se generará la capacidad de repago del crédito en los próximos años.
El escenario es similar al que tuvo lugar en el gobierno de Mauricio Macri, también con Luis Caputo como ministro: endeudamiento a mansalva con fuga veloz, aumento de importaciones y dosis crecientes de gastos en turismo internacional. Aquella vez el experimento voló por los aires y a los argentinos les quedó el peso de la deuda.
Dólares, afuera
Otra canaleta cada vez más preocupante por donde se licúan los dólares que el Gobierno tomó prestados, y que habrá que devolver, es el turismo y los gastos de argentinos en el exterior. Como en la década del '90, con la convertibilidad, mes tras mes se superan los records de viajantes.
En abril, el déficit de divisas del sector servicios ascendió a 1161 millones de dólares, impulsado, justamente, por los egresos por turismo y los pagos con tarjeta en moneda extranjera. Estos dos ítems generaron un desequilibrio de 863 millones de dólares, el mayor del que se tenga registro para un mes de abril.
Este fenómeno es consecuencia directa del atraso cambiario, que abarata los viajes al exterior y convierte a la Argentina cara en dólares, lo que desalienta la llegada de turistas.
El comercio exterior refleja esa misma situación por el tipo de cambio. "La apreciación cambiaria, el proceso de apertura comercial (baja de aranceles y desregulaciones), en un contexto donde la actividad económica se recupera lentamente, ha provocado un boom de importaciones que no ha sido acompañado por una expansión sensible de las exportaciones", alerta FIDE.
En el primer cuatrimestre, las exportaciones crecieron 5,8 por ciento interanual, mientras que las importaciones aumentaron 35,6. Esta diferencia se agranda cuando se consideran las cantidades exportadas e importadas, que registraron incrementos del 5,2 y 44,7 por ciento, respectivamente. El superávit comercial, que promedió 1.575 millones de dólares por mes en 2024, cayó a apenas 241 millones en 2025.
El peso de la deuda
La sustentabilidad del esquema económico descansa, de acuerdo a la estrategia del Gobierno, en un solo factor: conseguir bajar el riesgo país para volver a colocar deuda en los mercados internacionales, de modo de refinanciar los vencimientos de capital e intereses que se acumulan en los próximos años.
En 2026, los compromisos orillan los 20.000 millones de dólares, y de ahí en más superan los 25.000 millones anuales hasta 2031.
Sobre la posibilidad de generar divisas a partir del desarrollo de la economía, de las capacidades productivas, del aporte sustancial de la ciencia y tecnología, el Gobierno no habla. La señal preponderante y casi única es transmitir a los mercados que se sostendrá el superávit fiscal a toda costa, aunque haya que someter a las mayorías populares a un ajuste permanente.
Las consecuencias de estas políticas del gobierno libertario se aprecian en la grieta del consumo: "Mientras las ventas de bienes durables (autos, electrodomésticos, viviendas) crecen por encima del 30 por ciento interanual, el consumo masivo de bienes básicos (alimentos, medicamentos) se encuentra estancado", indica el informe de FIDE.
"Esta disociación se explica principalmente por la dinámica en la distribución del ingreso, donde los estratos de ingreso alto y con capacidad de ahorro se ven beneficiados por el efecto riqueza que genera la valorización financiera, mientras que los sectores de ingreso fijo han visto recortada sensiblemente su capacidad de consumo", concluye.
Nota Página 12-Por David Cufré